Diario

29 de febrero de 1764




El olor a hena perturbaba el entorno, note un sabor ferroso goteándome por la cara, extraña sensación que abría mi apetito. Un tacto frio me saco de aquel agujero oscuro. Desorientado, débil, humano.
Aun así, mis oídos apreciaron unas palabras, las primeras de mi vida.

    -Señora su hijo tiene un grave problema, su hijo ha nacido con una bomba en el
     pecho……….. acabará muerto.-

Me desmaye.